jueves, 14 de enero de 2010

Remodelarán el cine Teatro Astral de Basavilbaso

En el marco del plan de “Obras del Bicentenario de la Revolución de Mayo”, será remodelado el cine Teatro “Astral de la ciudad de Basavilbaso”, para lo que se necesita casi un millón seiscientos mil pesos. La inclusión de la obra se conoció luego de la reunión de trabajo que el Secretario de Planificación de la Provincia, Guillermo Federik, mantuvo con la intendenta Blanca Rossi y el presidente del Instituto Autárquico de Planeamiento y Vivienda (IAPV), Julio César Aldáz con quienes dialogó sobre el plan de obras a ejecutarse en esa localidad del Departamento Uruguay.
La recuperación y puesta en valor arquitectónico del cine-teatro “Astral” es importante, y no sólo para Basavilbaso sino para varias localidades vecinas, porque permitirá que cobre vida el escenario más emblemático de la cultura de la región. Mediante la ejecución de las obras, que comprenden el saneamiento de filtraciones de napas subterráneas y techo, reconstrucción de escenario y vestuarios, reconstrucción de salón de espectadores y balcones, nuevo foller, salida de emergencia, marquesina, reconstrucción de fachada, se pretende que el edificio, que durante más de 10 años permaneció cerrado y abandonado, vuelva a convertirse en el escenario para los eventos locales, provinciales e incluso nacionales. El “Astral” es una extraordinaria sala que supo recibir a las primeras compañías nacionales. Por sus tablas desfilaron actores de la talla de Leonor Rinaldi; Alberto Anchar (p), Arsenio Mármol, Atilino Ortega Saénz y los Podestá.
Fue edificado, por la misma empresa que levantó la sinagoga T.L Moisés, en ladrillos asentados en barro y techo de chapa acanalada a dos aguas con claraboya corrediza, tenía una excelente acústica, ponderada por los visitantes. Su platea, para casi mil personas, tenía un piso de pinotea regulable en altura que podía transformarse desde un salón de baila hasta una cómoda sala para la proyección de cine. Como fue concebido como teatro cuenta con palcos a su alrededor y tertulia, y amplios camarines, lamentablemente destruidos con el paso del tiempo, de igual modo que sus decorados y el gran telón de terciopelo rojo.
El exterior, nunca terminado, cuenta con puertas tijera de hierro (tipo ascensor) muy común en las salones de la época.
El estilo de la fachada responde a un movimiento propuesto por un grupo de arquitectos; que a partir de 1918, reivindicaron nuestro pasado hispánico llamado neocolonialismo, aunque para algunos autores no es más que otra alternativa del eclecticismo reinante, este estilo neocolonial se inspira en el barroco americano o en fachadas españolas, tal ese caso, donde como en el barroco español proliferan las líneas curvas (nótese la cornisa), con reminiscencias moriscas (similar al Puente Uriburu o Alsina que atraviesa el riachuelo en el barrio porteño de Nueva Pompeya en 1938).
Durante muchos años el emblemático y distinguido edificio del barrio Oeste permaneció cerrado. Aunque también se lo llegó a utiliza para depósito de semillas.
A fines de la década del ’70 una sociedad integrada por Néstor Gorge, Rubén Barac y Roberto Joult logró recuperar la sala como cine, y desde el 16 de noviembre 1978 funcionó como tal. A fines de los ’80 y debido a la sensible caída de espectadores la proyección de películas se redujo a un día o a lo sumo dos por semana hasta que termina cerrando sus puertas.
En los ’90, y como le ocurrió a otras salas de similares características, fue transformado en boliche bailable y luego en bailanta. Sucesivos emprendimientos le fueron retirando las partes más dañadas por el paso del tiempo y la falta de mantenimiento, y en algunos casos mucho más que eso, por lo que su puesta en valor necesitará de un esmerado trabajo de quienes realicen la tarea.
Otra vez abandonado a su suerte el “Astral” se convirtió en tierra de nadie, y peor aún por la falta de higiene que perjudicó a los vecinos de ese sector del barrio Oeste, fue entonces que se multiplicaron las quejas y las demandas para que se actuara desde la comuna, particularmente de los sectores vinculados a la cultura que pretendían que a partir de la intervención municipal el inmueble pudiese ser incorporado al patrimonio comunal, algo que felizmente se concretó con la adquisición de los derechos posesorios y hereditarios en octubre del 2004. Desde entonces se hicieron distintas presentaciones en organismos nacionales y provincial en procura de contar con apoyo económico para financiar los trabajos, gestiones que hasta el momento no han dado resultados, lo cual no paralizó a las autoridades locales.

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